El VIH-SIDA y las Personas con Discapacidad


Históricamente, las personas con discapacidad no han sido tomadas en cuenta en los programas de educación sexual y prevención de enfermedades transmitidas sexualmente. Muy a menudo, han quedado excluidas en la prevención del VIH y la atención al SIDA porque se sigue suponiendo que no son sexualmente activas y que por lo tanto están en menor riesgo de contraer esta y otras enfermedades. Sin embargo, la Encuesta Global sobre Discapacidad y VIH-SIDA desarrollada por la Universidad de Yale y el Banco Mundial ha demostrado que esta suposición es incorrecta. Las personas con discapacidad tienen igual o mayor exposición a todos los factores de riesgo conocidos para la infección del VIH. Por ejemplo, tanto los adolescentes como los adultos con discapacidad tienen la misma probabilidad que sus pares sin discapacidad de ser sexualmente activos.


La homosexualidad y la bisexualidad también están presentes entre las personas con discapacidad, además tienen las mismas posibilidades que cualquiera para abusar del uso de drogas o alcohol (Unicef 1999). Al mismo tiempo, la probabilidad de que una mujer o niña con discapacidad sea víctima de violencia sexual o de una violación, es mayor que el promedio y es menos probable que una joven con discapacidad consiga obtener ayuda de la policía y protección legal ante esta situación (Groce y Trasi 2004).


¿Llegan los servicios de atención y los programas de prevención de VIH/SIDA a la población con discapacidad?Hacer llegar los mensajes preventivos sobre VIH/SIDA y la atención en salud sexual y reproductiva a la población con discapacidad, presenta un desafío en varios sentidos. Incluso si los mensajes de prevención son recibidos por las personas con discapacidad, los bajos niveles de alfabetización y educación impiden la total y correcta comprensión de estos mensajes. El porcentaje global de alfabetización para los adultos varones con discapacidad es tan baja como el 3%, y el 1% para las mujeres (Helander 1998).


Pero incluso muchas veces las personas con discapacidad que están alfabetizadas no superan todos los obstáculos, pues los mensajes son inaccesibles para personas ciegas o sordas, o las instalaciones físicas en donde se proporcionan los servicios médicos presentan barreras físicos y de otras índoles. Se estima que solamente el 3% de todos las personas con discapacidad tienen acceso a los servicios de rehabilitación que necesitan (Unicef 1999).


Las personas con discapacidad reportan muchas veces haber sido rechazadas en los centros de diagnóstico y atención del HIV-SIDA. Allí donde los medicamentos para el SIDA son escasos o los servicios de ayuda están limitados, las personas con discapacidades suelen ser colocados en el último lugar de la lista de aquellos con derecho a recibir atención.La exclusión de la gente con discapacidad de los programas de prevención y atención del VIH/SIDA, implica un error y una falta de visión que solo reflejan la ignorancia y el desconocimiento que se tiene acerca de este grupo. Dado su tamaño global como grupo poblacional (un estimado del 10% de la población mundial), resulta claro que la crisis del SIDA no podrá ser atendida con éxito a menos que se incluya a las personas con discapacidad en todos los esfuerzos desarrollados.

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